El terrorismo es bueno para los negocios

Los atentados terroristas son un lucrativo negocio para algunas empresas y sectores relacionados con la guerra, los recursos energéticos o los medios de comunicación. ¿A quién beneficia el terrorismo?

Blow Up France 2- Isis

Imagen: Captura vídeo ISIS «Blow Up France 2».

Empresas armamentísticas

Tras los atentados de París en noviembre de 2015, las compañías relacionadas con el sector armamentístico gozaron de subidas en bolsa de hasta un 4% durante los días posteriores al suceso, según la agencia de noticias Reuters. Raytheon, una de las corporaciones de defensa militar más grandes de los Estados Unidos, subió en Wall Street un 4,76% y Lockheed Martin, multinacional de origen estadounidense especializada en la industria aeroespacial y militar, también cotizó al alza, el 6,36%. Estas cifras supusieron unas ganancias de 20.000 millones de dólares.

Por otra parte, las empresas de seguridad también se han visto beneficiadas con el terrorismo. Los atentados con furgonetas y camiones han disparado el negocio de los bolardos hasta un 500% en Europa. Una de las empresas fabricantes, Bluecity, facturó 2,8 millones en 2016. Una cifra que, previsiblemente, seguirá creciendo durante los próximos años.

Empresas petroleras

Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 motivaron la invasión de Estados Unidos en Afganistán e Irak. La Casa Blanca afirmó que el régimen de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva. Jamás se encontró tal armamento, pero lo cierto es que el nuevo régimen iraquí cambió la ley sobre el petróleo para permitir a empresas extranjeras explotar el combustible fósil. Concretamente, la empresa petrolera BP (British Petroleum) llegó a un acuerdo para explotar el yacimiento de Rumaila, cuyas reservas ascienden a 17.000 millones de barriles de crudo, según publica el diario El Mundo.

David Conde-eldiario.es

Imagen: David Conde. eldiario.es

Medios de comunicación

Las audiencias también suben cuando tiene lugar un suceso de este tipo. El pasado 17 de agosto, día en el que ocurrieron los atentados de Barcelona, el minuto de oro de la televisión en España registró casi 400.000 espectadores más que con respecto al 10 de agosto, el mismo día de la semana anterior. Los cinco programas más vistos del día del atentando también elevan su audiencia y todos ellos fueron informativos, mientras que una semana atrás el reality ‘Españoles por el mundo’ y la película ‘Un lugar para soñar’ ocuparon el cuarto y quinto puesto respectivamente. Según datos de Kantar Media, proveedor de servicios de mediciones de audiencia, los telediarios de Tele 5, TVE, Antena 3, Cuatro y La Sexta promediaron 1.880.000 espectadores durante los días posteriores a los atentados a París, frente a 1.641.000 de los 13 días anteriores.

Partidos políticos y gobiernos

El terrorismo es una forma violenta de lucha política, mediante la cual se busca transformar el orden establecido. Es decir, su función es condicionar la política. Desde las campañas electorales hasta decisiones de gobiernos. Sin embargo, esta orientación impuesta no tiene por qué ir en contra del rumbo de determinados partidos políticos, sino más bien lo contrario. Puede reforzarlos. El terrorismo se usa habitualmente como arma electoral en algunas campañas políticas, según advierten diversos medios de comunicación sobre las elecciones en Reino Unido, España o Francia. Algunas víctimas del terrorismo han denunciado esta situación en declaraciones y entrevistas, como las hijas del difunto Francisco Tomás y Valiente o la presidenta de la Asociación de víctimas del 11 M, Pilar Manjón.

La lucha armada también ha motivado medidas como la Ley Patriótica de Estados Unidos en la que, con el fin de perseguir al terrorismo, se han recortado derechos y libertades individuales. En ocasiones son los propios gobiernos quienes motivan la violencia, en lo que se conoce como “Terrorismo de Estado”. En 1984, la Corte Internacional de Justicia condenó a Estados Unidos por violaciones del derecho internacional al apoyar a la oposición armada en Nicaragua. En España, miembros del gobierno del PSOE financiaron una agrupación parapolicial denominada GAL para combatir a la banda terrorista ETA durante los años 80. La Audiencia Nacional les acusó de torturas, secuestros y 27 asesinatos.

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